El Conservatorio TAM celebra 25 años
Por Minerva Colón Pino
El legado fue el tema elegido para el Conservatorio TAM 2025. El pasado viernes 8 de agosto, el programa presentó su espectáculo final, en el que se relató la historia del conservatorio durante los últimos 25 años; «No puedes contar la historia de TAM sin contar la de Carol», explicó Kathyrn Higgins, Directora del Departamento de Artes Ministeriales en el Territorio Este. Por supuesto, se refería a la fallecida Carol Jaudes, fundadora del Conservatorio TAM. En 1999, Carol —intérprete profesional de teatro musical en Broadway— identificó la necesidad de que los jóvenes adoraran al Señor a través de sus talentos artísticos, por lo que creó una plataforma en la que los equiparía para ello.
Durante los últimos 25 años, el Conservatorio TAM ha capacitado a artistas talentosos proporcionándoles instrucción, formación y apoyo con el fin de que puedan utilizar sus dones artísticos para adorar a Dios y promover el Evangelio de Jesucristo. Una vez al año, los delegados mayores de 14 años tienen la oportunidad de participar en una semana de instrucción intensiva en áreas como liderazgo artístico, danza, teatro, producción de audio, dirección escénica, artes visuales, diseño de vestuario y culto contemporáneo.
El evento atrae a delegados de todo el este del país, incluido Puerto Rico. Muchos de los delegados proceden de entornos difíciles y TAM les brinda la oportunidad única de sentirse parte de una comunidad mientras descubren y desarrollan sus dones. Esta experiencia transformadora ha demostrado, una y otra vez, que enriquece la vida de los participantes de diversas maneras. Es habitual que los delegados asistan más de una vez, ya que la participación les ayuda a desarrollar sus talentos y a disfrutar de una experiencia social segura y gratificante. Además, su fe crece al ser testigos de cómo «Dios puede moverse» entre ellos. Muchos delegados vuelven luego como instructores, para ayudar a otros y seguir formando parte de este gratificante programa. En el caso de Natalia Cruz, que asistió a su primer Conservatorio TAM a los 16 años, la experiencia incluso convirtió su pasión en una carrera.
Natalia, natural de Puerto Rico, llegó a TAM como bailarina en 2015. Acompañada por una delegación de su país, se mostró excesivamente entusiasmada con la nueva oportunidad. Debido a que se formó en academias de danza, se asombró al apreciar el alto nivel de talento que experimentó en el conservatorio. Se sintió animada al encontrar un lugar en el que pronto se sintió como en casa, donde podía hacer lo que amaba —para el Señor— en un entorno cristiano y de ideas afines. «Los participantes compartían mis mismos valores y tenían el mismo deseo que yo de adorar al Señor», dijo. «Para mí, fue un momento cumbre».
Natalia tuvo numerosas oportunidades de bailar y crecer como artista —y como cristiana— bajo la dirección de Carol Jaudes.
Cuando Natalia reflexiona sobre esa experiencia, puede ver cuán decisivos fueron tanto el trato como el ejemplo de Carol para su crecimiento.
«Carol era muy dulce. Era sabia y tenía mucho conocimiento que compartir. Era, sin duda, alguien a quien admirar y en quien fijarse como ejemplo. Cuando hablaba, irradiaba confianza, sabía de lo que hablaba, pero nunca parecía intimidante. Te hacía sentir apoyada e incluida». «Cuando más tarde me convertí en instructora en el conservatorio, ella me sirvió de mentora, pude ver cómo lideraba con tanta confianza y —a la vez— con amabilidad. Ella había combinado la humildad con la seguridad, algo difícil de conseguir. Estoy muy agradecida por haber tenido la oportunidad de vivir esta experiencia, ahora puedo volver atrás y reflexionar sobre esos momentos».
Natalia volvió a TAM como delegada por varios años y más tarde se convirtió en instructora. «Disfruto mucho enseñando en TAM puesto que los delegados tienen mucho talento y son muy inspiradores, lo que para mí es muy gratificante».
Natalia cree que TAM es uno de los vehículos que el Señor utilizó para guiarla a una aventura transformadora. Fue bendecida con la oportunidad de desarrollar su talento, ganar experiencia y ver cómo el Señor utilizó a muchas personas —a lo largo del camino— para ayudarla, mientras Él la formaba durante ese tiempo. «Es casi increíble, para mí, ver cómo el Señor ha diseñado esta aventura con una experiencia tras otra».
Cuando regresó como instructora en 2023, las cosas eran diferentes. Se le presentó otra oportunidad y se unió al personal del programa cuando aceptó un puesto en la Oficina de Artes Ministeriales. «Mis años como delegada e instructora me prepararon para mi función actual, sé lo que buscan los participantes y cómo debo procurar alimentarlos espiritualmente, guiándolos a emplear sus talentos artísticos para adorar a Dios con excelencia». «Quiero animarlos a ser auténticos, no perfectos», afirmó. «A dar al Señor lo mejor de sí». «Quiero que los alumnos experimenten el lado divertido, gratificante, profesional y útil del Conservatorio TAM».
Como es habitual, esa noche se presentaron las bellas piezas preparadas por los delegados a lo largo de la semana. Además, este año, para conmemorar la ocasión, se ofreció al público un viaje al pasado. A través de entrevistas y actuaciones, se narró la historia de cómo el Conservatorio TAM, un sueño para Carol y otros, se hizo realidad. Muchos recordaron, emocionados, su colaboración para establecer este ministerio durante un periodo de 25 años. Año tras año, guiados por el Espíritu Santo, un equipo talentoso hizo de esta experiencia una realidad bendecida para muchos. En una grabación, Carol explicó cómo se unieron —algunas personas comprometidas— para dar forma a este ministerio. «Creo que ninguno de nosotros pudo imaginar en lo que se ha convertido TAM», dijo la Coronela retirada Janet Munn, fiel colaboradora del conservatorio desde hace mucho tiempo.
Las grabaciones, una y otra vez, presentaban a participantes e instructores destacando la maravillosa experiencia que TAM ha sido para ellos, ayudándoles a desarrollar sus talentos, a crecer espiritualmente e incluso preparándoles para la vida en general.
Durante el espectáculo también se otorgaron dos becas, que llevan los nombres de las fallecidas Carol Jaudes y Holly Ruthberg, diseñadora de vestuario que pasó muchos años apoyando a TAM hasta su jubilación. Los galardonados fueron, Kyle Solano (premio Carol Jaudes) y Araya Ward (premio Holly Ruthberg).
La presentación culminó con la pregunta ¿Cuál te gustaría que fuera tu legado? Pero antes, la audiencia disfrutó de un momento especial, una grabación de Carol explicando con sus propias palabras lo que quería que los delegados experimentarán en TAM: «Espero que estén más cerca de Jesús, que sean más fuertes en su fe, que se sientan valorados, que sientan que tienen un lugar, que son Sus hijos, que son amados por Él y por los demás, y espero que se sientan parte de algo muy, muy importante para Dios».