La Generosidad

Escrito por Mayora Sheila Rolón


NUESTRO PADRE CELESTIAL nos da constantemente oportunidades para ejercer una actitud de generosidad hacia otros. 

Desde el libro de Génesis hasta el de Apocalipsis, Dios ha sido generoso con la humanidad. Nos dio a su Hijo —Jesucristo— y por medio de este nos concedió salvación, vida eterna, abundante, propósito vital y salud… ¿qué más podríamos añadir a la lista? Sin duda, es mucho más extensa.

«Los recursos que Dios nos otorga no son para guardarlos hasta que encontremos a alguien que pensemos que lo merece».

— (Mateo 5:44-46) —

En Mateo 10:8 Jesús les dijo lo siguiente a los discípulos: “Lo que ustedes recibieron gratis, denlo gratuitamente”. De modo que, nuestro mayor ejemplo a seguir es Jesús, que nos enseñó que con la acción de dar —ya sea talentos, tiempo, dinero o hasta una oración—, se puede cambiar el rumbo de una persona o de una familia.

A través de los años, en los diferentes nombramientos en que me ha tocado servir, he vivido experiencias inolvidables con personas necesitadas con las que Dios me usó para bendecirlas como lo fui yo también al llegar a este país —en el año 2000— en compañía de mi esposo, mis hijos y cinco maletas en mano. 

Cuando buscaba una iglesia, mi madre —que se congregaba en el Ejército de Salvación en Bethlehem, Pensilvania— me invitó a asistir a su congregación. Al principio fui un poco renuente, pero tomé la decisión de ir y fue lo mejor que me pudo haber pasado. 

Los oficiales que estaban en el Cuerpo llenaron mis manos con todos los recursos que tenían a su disposición. En mi necesidad me escucharon, me suplieron mis primeros muebles, me suministraron comida, me dieron su tiempo, su oración y unas navidades que nunca olvidaré. ¿Cuál fue el resultado de ese encuentro? Que le sirvo al Señor como Oficial y ahora puedo entender la necesidad cuando una familia entra por las puertas de nuestro edificio. 

Sé que no siempre tendremos todos los recursos que deseamos, es difícil, lo he vivido, pero ¿saben algo? esto me ha llevado a depender más de Dios y a ver que —a pesar de las dificultades— la generosidad de Dios no tiene límites. Él se ha manifestado en mi vida en gran manera y también lo he visto manifestarse en muchas personas; como sé que usted también lo ha experimentado. 

Mis amados hermanos, definitivamente, siempre podemos acudir en oración al Dueño de todos los recursos que existen en este mundo, Él es nuestro pastor y nada nos faltará (Salmo 23), es su promesa. 

«Vayamos la milla extra, no nos cansemos de hacer el bien a todos, porque a su tiempo segaremos».

— (Gálatas 6:9-10) —

Que nuestros corazones siempre estén abiertos para que Dios nos use todas las veces que desee impactar, generosamente, las vidas que ponga en nuestro camino. 

William Booth dijo: “La verdadera grandeza se encuentra en la disposición a servir a los demás sin esperar nada a cambio”. 

Así que le animo a leer estos versículos bíblicos y a meditar en lo generoso que es nuestro Dios. 

«Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre».

— (2 Corintios 9:6,7) —

«Dale a todo el que te pida y, si alguien se lleva lo que es tuyo, no se lo reclames».

— (Lucas 6:30) —

«Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante. Porque con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes».

— (Lucas 6:38) —

«El alma generosa será prosperada, y el que sacie a otros, también él será saciado».

— (Proverbios 11:25) —